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Actualizado: 30 abr 2023

Escrito por Roberto Sánchez


En general, la distinción entre estos conceptos no es clara. Incluso se los toma como sinónimos. Este mal entendido conceptual trae profundas implicaciones, en especial porque la sociedad contemporánea está mediada por la tecnología. Siguiendo a Vieira (2008), el término «tecnología» se usa de cuatro formas diferentes. «Tecnología» como estudio o discusión de la técnica, es decir, el «logos de la técnica». En segundo lugar, «Tecnología» identificando a tecnología y técnica. En tercer lugar, «tecnología» como conjunto de técnicas que dispone una sociedad en un espacio y tiempo específicos. Y, por último, tecnología como la ideología de la técnica. Cada referencia pone en juego la distinción conceptual entre tecnología y técnica. Pero lo que parecería coincidir es que la tecnología supone la técnica. ¿Es suficiente para diferenciar la técnica y tecnología?


Con el fin de desanudar este nudo gordiano, en primer lugar, haré una caracterización de la técnica y a continuación, haré una reconstrucción del desarrollo histórico de la técnica hasta que, en la Modernidad, desembocó en la tecnología. Por último, se caracterizará la relación de la tecnología con la ciencia.


Si partimos del supuesto que la técnica es inherente al estatuto ontológico del ser humano, Ortega y Gasset, diría que el hombre está sumergido en medio de sus necesidades, pero debido a su particular ontología puede aplazarlas. Es decir, las personas frente a sus circunstancias son capaces de inventar y actuar y, al momento que actúa, modifica la naturaleza. Con este acto poiético, el ser humano hace aparecer en el mundo aquello que no hay. La poiesis se revela entonces como acto técnico. La técnica, por lo tanto, son los actos que llevan al hombre a formar una nueva naturaleza que le sirve de cobija para enfrentarse a la naturaleza primera. Y si la técnica constituye un nódulo central en la estructura ontológica del ser humano, no hay hombre sin técnica.


Entonces, la estructura ontológica hace del ser humano un «centauro» que pulula entre dos estadios: pertenece a la naturaleza, pero no está en conformidad con ella. Su deseo de bienestar, existencia y proyecto de vida están arrojados en y contra la naturaleza, por lo que forma parte de dos mundos: uno interior o «extranatural» y otro exterior o «natural». Mundos que están en constante conflicto. Para armonizarlos, el hombre impone el primero al segundo. Ortega defina la técnica como «la reacción enérgica contra la naturaleza o circunstancia que lleva a crear entre ésta y el hombre una nueva naturaleza puesta sobre aquélla, una sobrenaturaleza» (Ortega y Gasset, 1964). El objetivo de construir tal sobrenaturaleza es darse bienestar. La técnica, pues, adapta la naturaleza a la voluntad del hombre y, por ende, es un ser que debe fabricarse continuamente, una obra siempre en proceso.


La técnica es parte esencial de las personas y como tal, de su naturaleza que está sujeta al desarrollo histórico. Las circunstancias son diferentes en cada tiempo y espacio. Un estudio de la historia de la técnica es una forma de aproximación a aquello que define el espíritu de cada sociedad. Es decir, el acto técnico es diferente en la antigua Grecia y en la Edad Media. Por lo tanto, es válido preguntar: ¿Qué tipo de técnica se desarrolla en la época moderna?


El acto técnico en la Modernidad ubicó a las cosas como objetos al servicio de un sujeto. Esto queda patente al momento que la Modernidad, como proyecto sociocultural, rompió con el antiguo edificio metafísico de la Edad Media. Se propone así una ontología dualista/mecanicista que tiene a la razón y no a la fe, como el mejor modo de conocimiento. Ya no es el objeto el que prima sobre el sujeto; al contrario, el sujeto se coloca al centro del conocimiento. Sousa (1998) ilustra esta intención con lo que él llama el «pilar de la emancipación» y el «pilar de la regulación», que exponen el ideal de autonomía y de confianza absoluta en la razón. Con estos presupuestos, la Modernidad propone un progreso sin límites que tiene al progreso científico como punta de lanza.


La técnica moderna, siguiendo a Heidegger, se desvela como «un provocar que pone a la naturaleza en la exigencia de liberar sus energías, que en cuanto tales pueden ser explotadas y provocadas» (Heidegger, 2003). Esta exigencia diferencia la técnica de la tecnología y podemos advertirlo al recorrer históricamente el paso de la técnica a la tecnología. Tal tránsito fue propiciado en el siglo XVI con la nueva concepción del conocimiento que unió verdad y utilidad. La perspectiva de Bacon, compartida después por Descartes y Galileo, enfatizó que conocer es experimentar e intervenir en la Naturaleza. El objetivo de la ciencia se vinculó directamente con la dominación de la Naturaleza. Esta visión fue posible gracias a que se reconoció la importancia de la técnica para el conocimiento directo y objetivo de la Naturaleza. Además, se valoró positivamente los procedimientos e instrumentos de los artesanos. Ejemplos de artefactos que tuvieron y tienen gran utilidad para la ciencia son la brújula, el reloj mecánico, la imprenta, la pólvora. Estos instrumentos técnicos cambiaron la forma de observar la Naturaleza. La observación/contemplación se transformó en observación instrumental. Así pues, en la Modernidad, conocer se entendió como intervenir, operar y experimentar en la Naturaleza con el fin de dominarla.


El gesto es paradigmático: cuando Galileo aceptó datos empíricos obtenidos por la mediación del telescopio, reemplazó la contemplación por la observación instrumental. Y en ese preciso punto, apareció la investigación científica y la metodología experimental (Quintanilla, 2012). Pero la «fe» ciega en el concepto de «progreso infinito» de la Modernidad no permitió ver sus contradicciones. El uso de la razón medios-fines transfiguró el ideal ilustrado del máximo bienestar común hasta el punto en que se entendió «progreso» relacionado al bienestar económico y al crecimiento económico. El hombre moderno se definió como un ser racional cuya confianza absoluta en el método científico le permitía dominar la Naturaleza a través de la tecnología.


Desde esta primera aproximación, se entiende por tecnología al conjunto de conocimientos, con base en la ciencia, que permite describir, explicar, diseñar y aplicar recursos técnicos a problemas prácticos de manera sistemática y racional (Quintanilla, 2012). Por técnica, en cambio, se entiende al conjunto de conocimientos y habilidades cuya utilidad es resolver problemas prácticos. En la transvaloración de la relación entre técnica y ciencia se halla el carácter determinante de la tecnología, por lo que esta es inseparable de la ciencia. Es decir, la tecnología supone una relación de subordinación respecto de la ciencia. La tecnología, como el nuevo logos de la técnica, logra una mayor eficiencia al primero desarrollarse la ciencia. En otras palabras, si tecnología es un modo de técnica, aquella se diferencia por la complejidad de sus procedimientos, conocimientos y resultados.


La definición de tecnología propuesta supone al menos dos ideas básicas: primero, la dependencia de la tecnología de otros conocimientos, específicamente, de conocimientos científicos. En segundo lugar, la utilidad de la tecnología expresada en el carácter material de sus productos. La primera idea, a su vez, implica que las teorías científicas son previas a cualquier tecnología. De ahí que es factible afirmar la neutralidad valorativa de la tecnología, pues esta es la aplicación útil de teorías científicas. Sin embargo, ¿la tecnología es valorativamente neutra?; y, por otra parte, ¿qué consecuencias tiene adoptar tal visión? A raíz de esta problemática, se apuntalan dos visiones de la tecnología: determinismo tecnológico y tecnocracia. El primero señala la amenaza de la autonomía de la tecnología; la segunda respalda la ausencia de control y, por consiguiente, destaca las bondades de la tecnología para resolver problemas prácticos (García, et al., 2001, pp. 39-41).


Por todo lo anterior, se puede afirmar que la ciencia y la tecnología constituyen puntos de acceso privilegiados para la comprensión de la sociedad de hoy en día. Debido al extenso campo que constituye lo científico y lo tecnológico y sus respectivas relaciones, se debe optar por una dirección. La delimitación conceptual de la técnica y la tecnología propone, por un lado, a la tecnología como objeto de conocimiento que requiere una reflexión epistemológica. Es decir, la tecnología es el modo actual mediante el cual el hombre se relaciona con la naturaleza y con los otros. En efecto, la tecnología es un objeto que exige un esclarecimiento teórico. Solo así se puede descubrir bajó qué supuestos y criterios se considera a la tecnología dentro de determinada sociedad, cómo esta incide en la resolución de problemas prácticos y cómo influye en la existencia del hombre. Además, con una clara delimitación conceptual se desvela la ideología implicada en la tecnología.


Una consciencia crítica, en consecuencia, debe considerar los procesos históricos y poner de manifiesto las fuerzas que modelan el entorno, siendo la tecnología uno de los puntos centrales. Ahí radica la dificultad del concepto de tecnología, pues se inserta como esencia específica del hombre, un modo de actuar y de relacionarse entre iguales y con la Naturaleza. La tecnología también descubre qué tipo de objetivos impulsan a la sociedad, a la vez que supone un modo de conocer y, en última instancia, de ser. Caer en delimitaciones ingenuas como la tecnocracia o en el determinismo es caer en los extremos. El estudio de la tecnología. Por lo tanto, primero se debe comprender el espíritu de la época. Segundo, tener en cuenta al individuo y sus relaciones en la sociedad y con la Naturaleza. Por último, entender los presupuestos sobre los cuales se levanta el edificio del conocimiento.


La consciencia crítica debe tratar los presupuestos de la ciencia. Si la relación entre tecnología y ciencia es tan fuerte como se ha propuesto y si la tecnología es producto de una ciencia aplicada o básica, entonces una forma complementaria de estudiar lo social es mediante los productos de la ciencia: tanto las teorías científicas como la tecnología. La evaluación de teorías, lo supuestos epistemológicos, la comunidad científica y las instituciones que avalan la ciencia se convierten en fértiles campos de estudio. Un adecuado estudio de lo tecnológico debe pasar por un correcto estudio de lo científico. A partir de estas premisas, se observa la importancia de los estudios metacientíficos. La disciplina que debe abordar tales estudios es la filosofía de la ciencia, pues pone en juego a la evaluación de los modelos teóricos y delimita los objetos que pertenecen al conocimiento científico y la respectiva interpretación dentro de las teorías científicas.


La conjunción de ciencia y tecnología configuran nuestro entorno. Definir, esclarecer, delimitar y criticar estos conceptos se convierten en primordial, pues al entender cómo están estructurados y cuáles son sus límites, se pueden abordar las diferentes problemáticas, sean en lo político, lo social o lo económico.


Fuentes conultadas:

Aibar, E., & Quintanilla, M. Á. (2012). Ciencia, tecnología y sociedad. Madrid: Trotta.

García, E., Gonzáles, J., López, J., Luján, J., Gordillo , M., Osorio, C., & Valdés, C. (2001). Ciencia, Tecnología y Sociedad: una aproximación conceptual. Madrid: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Heidegger, M. (2003). Filosofía, Ciencia y Técnica. Santiago de Chile: Editorial Universitaria

Ortega y Gasset, J. (1964). Obras Completas (Vol. V). Madrid: Revista de Occidente

Sousa Santos, B. (1998). De la mano de Alicia. Bogotá: Uniandes.

Vieira, A. (2008). O conceito de tecnologia. Río de Janeiro: Contraponto.

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Actualizado: 30 abr 2023

Escrito por Xavier Montalvo, Lorena Troya y Jean Herdoiza


Hace exactamente un mes, el domingo 14 de noviembre, estuvimos en São Carlo (Brasil) en la ceremonia de premiación de iGEM 2021, luego de dos años de trabajo. iGEM es la competencia anual de Biología Sintética más importante a nivel mundial y que reúne a miles de estudiantes, investigadores, científicos y empresas para tratar diversos problemas propios de cada región, buscando su solución aplicando biología sintética y diversas ramas de la ingeniería.


El evento tiene una duración de 2 días. En esta edición, el nombre de nuestro equipo, iGEM Ecuador, resonó con fuerza y se posicionó entre los mejores proyectos 10 proyectos del mundo, de entre más de 300. Obtuvimos seis nominaciones a varios premios especiales dada la excelencia de nuestro trabajo en diferentes áreas de la competencia. Tal era la emoción, que momentos antes de la premiación, ansiosos, inquietos y algo incrédulos, comenzamos a recordar el arduo camino que recorrimos para alcanzar ese momento en el que nuestro proyecto Agrobactory 593 sería premiado.


Fundado en 2016 por estudiantes de Ingeniería en Biotecnología de la Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE y con la tutoría del profesor Francisco Flores, docente de esta Universidad, iGEM Ecuador se formó como un grupo multidisciplinar de estudiantes e investigadores de las carreras de Biotecnología y Mecatrónica. En 2018, fuimos el primer y único equipo ecuatoriano en participar en iGEM, donde nos adjudicamos la medalla de plata dejando en alto el nombre del país.


Impulsados por aquel triunfo, desde 2020 empezamos a trabajar en un nuevo proyecto enfocado en una de las principales amenazas para la agricultura en Ecuador, las enfermedades de las plantas y los problemas asociados a su manejo empleando plaguicidas químicos. Así nació Agrobactory 593, una plataforma bacteriana modular que produce bioplaguicidas específicos para combatir fitopatógenos y que son amigables con el medio ambiente.


Al igual que los seres humanos, las plantas y los patógenos que las atacan están constituidos por ADN específico de cada organismo. A partir del ADN se genera lo que se conoce como ARN mensajero y este a su vez produce proteínas. AgroBactory 593 [Team:Ecuador - 2021.igem.org], selecciona genes específicos del ADN del hongo al que queremos combatir y produce moléculas de ARN de doble cadena que, por reacciones bioquímicas, se adhieren al ARN mensajero del patógeno impidiendo su supervivencia o virulencia. Este proceso se conoce como silenciamiento de genes, y es el que proporciona a AgroBactory 593 su modularidad porque nos permite seleccionar y cambiar fácilmente entre distintos patógenos a combatir, para optimizar nuestro bioplaguicida y proporcionar una solución biodegradable y asequible para los agricultores y sus cultivos.


En 2019 fue detectado por primera vez en plantaciones en América Latina, en la región noreste de La Guajira (Colombia), el hongo Fusarium oxysporum f. sp. cubense raza 4 tropical (Foc R4T), que provoca una enfermedad destructiva del banano y plátano, y está considerado como uno de los diez hongos más destructivos en la historia de la agricultura, provocando pérdidas millonarias en las plantaciones de banano [3]. En abril de 2021 Perú (otro país limítrofe a Ecuador) confirmó la presencia de Foc R4T en una parcela del distrito de Querecotillo [4]. Dada la inminente llegada de este hongo a Ecuador y su peligrosidad, empezamos nuestros experimentos en el laboratorio con el hongo Foc raza 1 como prueba de concepto de nuestra tecnología pues comparte genes similares con Foc R4T.


Hemos investigado y colaborado arduamente con profesores y científicos extranjeros como Yadira Boada, investigadora ecuatoriana de biología sintética e ingeniería de control de la Universitat Politècnica de Valéncia-España. También hemos escuchado sobre las necesidades de los agricultores y de las empresas que participan en la cadena productiva bananera, y promovimos charlas informativas con los representantes del Ministerio del Ambiente, para desde su concepción, moldear nuestro proyecto y conseguir todo lo que nos habíamos propuesto. Como parte de la competencia, tuvimos la oportunidad de colaborar con otros equipos iGEM, quienes retroalimentaron nuestra propuesta.


El lector se preguntará: si iGEM es una competencia anual ¿por qué participamos en la edición de 2021? Hacer ciencia en Ecuador tiene muchas dificultades, sin embargo, la pandemia de COVID-19 fue un duro revés para el desarrollo del proyecto, pues nuestra universidad cerró sus laboratorios y no tuvimos acceso a ninguna de sus instalaciones. Gracias a nuestro tutor, Francisco Flores, que además de ser docente es un emprendedor privado nos facilitó el uso de su laboratorio y equipamiento para el proyecto (con lo que eso conlleva: material y reactivos nacionales e importados, instalaciones, luz eléctrica y otros servicios básicos y material de oficina). Francisco ha sido un apoyo incondicional para todo el proyecto, a quién queremos expresar hoy nuestro agradecimiento público.


Es así que, uno de los principales retos que afrontamos fue la recaudación de fondos para poder elaborar y sacar adelante nuestra investigación, realizando: cursos, rifas, bingos y venta de alimentos para recolectar el dinero necesario tanto para la inscripción en la competencia, como para la compra de algunos reactivos y materiales. Buscamos y obtuvimos diferentes becas y patrocinios que la competencia iGEM otorgaba, y con ello cubrir algunos gastos propios de una investigación, es decir, que además trabajar más de 8 diarias dentro del laboratorio, trabajamos fuera de él con autogestión y buscando únicamente que Agrobactory 593 tenga el mayor impacto posible.


Finalmente, con mucha ilusión de presentar nuestro trabajo en un espacio internacional, pusimos ahínco en la recaudación de fondos y una de nuestras actividades fuera del laboratorio fue la venta de comida preparada (colada morada a domicilio) el pasado mes de Noviembre de 2021. Con esto pudimos cubrir parte de nuestro viaje y estancia en São Carlos-Brasil, y donde se desarrolló el “Brazilian Giant Jamboree Meetup” que reunió a todos los equipos sudamericanos en el evento final de la competencia iGEM. La sede fue ONOVOLAB, un centro de innovación que acogió no sólo a científicos y estudiantes de iGEM, sino también a investigadores del área de biología sintética. Fue una experiencia inolvidable, y definitivamente el lenguaje no es una barrera cuando se comparte objetivos, emociones y las ganas de hacer ciencia a pesar de las dificultades inherentes de la región y de nuestro país.


El día Domingo 14 de noviembre y junto a otros 1200 asistentes vía streaming en directo desde París-Francia, llegó la premiación y nos mostramos expectantes de que nuestro trabajo sea recompensado. La emoción invadió nuestro cuerpo cuando anunciaron que ganamos el primer premio como “Best Food and Nutrition Project”, que significaba que AgroBactory 593 fue el mejor proyecto de su categoría. No solo nosotros gritamos ¡Ecuador! ¡Sí se pudo!, sino que nuestros compañeros de Brasil nos acompañaron en el canto, en la algarabía y la emoción. De la misma forma, recibimos la noticia de otros tres premios especiales: Mejor modelo matemático (Best Model), Mejor Impacto de desarrollo sostenible (Best Sustainable Development Impact), y Mejor nueva parte biológica compuesta (Best New Composite Part). Además estuvimos nominados a otros dos premios: Mejor Hardware (Best Hardware) y Mejor integración de prácticas sociales (Best Integrated Human Practices).


Logramos un hito sin precedentes: ser el equipo más premiado de América y de toda la competencia como estudiantes de carrera! Finalmente, llegó el premio que nos hacía mucha ilusión: la medalla de oro. Un premio que ratifica nuestra entrega y pasión en demostrar que en Ecuador se hace ciencia de alto impacto.


¿Y cuál es el futuro de AgroBactory 593? Actualmente estamos empezando la segunda fase de investigación y de experimentación en el laboratorio, y planeamos llevar nuestra propuesta a campo y en ese escenario determinar variables cómo el mejor método de administración del biopesticida y la cantidad necesaria. Aunque nuestra ilusión por trabajar en este proyecto sigue intacta como el primer día, debemos enfrentar la realidad: sin financiamiento será difícil o prácticamente imposible de continuar.


Todavía resulta utópico pensar en Ecuador como un país donde se incentive a los jóvenes a desarrollar proyectos de investigación para el beneficio de la sociedad, e incluso representar al país en competencias internacionales. El éxito como iGEM Ecuador demuestra que los jóvenes ecuatorianos tenemos la capacidad y aptitudes necesarias para crear, innovar y hacer ciencia a nivel internacional. Queremos decir que nuestro proyecto va acorde a las nuevas políticas de transición ecológica promovidas recientemente por el Estado ecuatoriano. No en vano, invertir en educación e investigación es la clave para generar condiciones de trabajo dignas para hombres y mujeres; porque la ciencia, industria y empleo siempre van de la mano.


Fuentes consultadas:

[1] INEC, ESPAC 2014 - 2018. Encuestas. Disponible https://www.ecuadorencifras.gob.ec/estadisticas-agropecuarias-2/

[2] Cheng, Chunzhen et al. Identificación de Fusarium oxysporum f. sp. cubense tropical race 4 (Foc TR4) miARN sensibles en la raíz de banano. Informes científicos vol. 9, p.2-4 ,. 2019, doi: 10.1038 / s41598-019-50130-2

[3] Banco Mundial. Empleo en agricultura (% del empleo total) (estimación modelada de la OIT) -Ecuador. 2021 [citado el 10 de octubre de 2021] Disponible en: https://data.worldbank.org/indicator/SL.AGR.EMPL.ZS?locations=EC

[4] Exportación de banano. Perú confirma infestación con hongo FOC R4T.2021 [citado 10 de octubre de 2021] Disponible en: https://bananaexport.com/2021/04/12/peru-confirma-infestacion-con-hongo-foc-r4t/


Crédito fotografías:

Gabriella Joris

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Actualizado: 1 dic 2021

El azaroso salto del mesón de laboratorio a la planta industrial: Acortando la brecha para el escalamiento de emprendimientos biotecnológicos en LatAm


El escalamiento de innovaciones basadas en biotecnologías requiere de equipos, recursos, tiempos y procesos diferentes a los que se esperan de las otras tecnologías, como las digitales que, en pocos años, logran ascender de startups a multinacionales valuadas en millones de dólares. En el caso de los bioemprendimientos, el paso del laboratorio a la industria no es sólo un problema de escala, sino que su éxito está influenciado, a su vez, por múltiples factores directos e indirectos como: la disponibilidad de financiamiento, el acceso a equipamiento, el conocimiento técnico, la replicabilidad de los experimentos, el acceso a cadenas de valore, entre otros. En el contexto latinoamericano, con una industria biotecnológica dispersa e incipiente, cada emprendimiento requiere mecanismos ingeniosos para sobrevivir en esta realidad. Este artículo presenta algunas alternativas accesibles que combinan esfuerzos públicos y privados en miras a pavimentar el camino al éxito de las bioinnovaciones regionales.


La actual panacea de la innovación basada en emprendimiento, empujada en sus inicios por el despertar de Silicon Valley y sus empresas de garaje, acelerada por el boom de las “dot com”, y más recientemente expandida por la masificación del acceso a internet y sus tecnologías asociadas, ha permitido ver el nacimiento de empresas que, en menos de una década y con infraestructura accesible, logran cotizar en bolsa por billones de dólares. Este es el caso de startups como Instacart [1], AirBnB [1], Rappi [2] y el de múltiples fintecs [3]. Sin embargo, el rápido escalamiento que demuestran las startups digitales genera expectativas poco realistas para otras industrias, corriendo el riesgo de invisibilizar los desafíos propios del desarrollo de otros sectores industriales, como aquellas vinculados a la biotecnología.


Para el sector biotecnológico, la capacidad de llevar una tecnología desarrollada en un mesón de laboratorio a una escala industrial y que sea comercialmente rentable es todo menos despreciable. A diferencia del escalamiento de un emprendimiento de base digital que podría implicar, entre otros, ampliar el número de servidores, en las ciencias biológicas el escalamiento se vuelve un desafío repleto de incertidumbres, ajustes e iteraciones.


Una vez validado a nivel de laboratorio que un cierto organismo, complejo biológico o bioproceso es capaz de resolver una problemática particular, el siguiente paso es probar si esto es replicable a gran escala, pasando (idealmente) a un piloto integrado. Luego a la planta demostrativa, para llegar finalmente a escala de producción en masa. A primera vista, parece un desafío contra las leyes de la naturaleza en órdenes de magnitud o acomodar protocolos diseñados para escalas de hasta 50 litros, a una escala de cientos o miles de litros. No obstante el verdadero reto es replicar los resultados del matraz en nuevos ambientes, con diferentes maquinarias y formas de operación que agregan incertidumbre al potencial de estas tecnologías.

Algunos factores clave que influyen en el alto riesgo asociado a estas etapas incluyen:

  1. Factores directos, como la baja replicabilidad de los experimentos diseñados a nivel de laboratorio, la inestabilidad o variabilidad inherente de los procesos de base biológica, la eficiencia y rendimiento de los procesos mismos, su competitividad a nivel de precio con las alternativas comerciales, o incluso la elección de un modelo de negocio poco escalable.

  2. Y factores indirectos, como la disponibilidad de financiamiento para fases de escalamiento, limitaciones de acceso a equipamiento especializado, falta de conocimiento técnico y experiencia, o las condiciones propias del ecosistema de innovación local, entre otras.

Es poco probable que se pueda evitar lidiar con las vicisitudes propias de la biología y sus caprichos, sin embargo, sí es posible reducir los riesgos asociados a aquellos agentes indirectos como el know-how (o saber hacer), el acceso a infraestructura adecuada y financiamiento de riesgo. La realidad particular de Latinoamérica algunas estrategias de bajo costo, pueden pavimentar un camino más certero en el escalamiento de biotecnologías, como:

  • Utilizar las capacidades instaladas y los conocimientos técnicos dentro de las universidades y centros. Facilitando el acceso a estos espacios para emprendimientos en búsqueda de equipamiento y personal capacitado, se permite realizar validaciones previas e incluso pilotos de baja escala, sin necesidad de invertir en equipamiento ni personal durante las etapas iniciales, y a su vez que entrega un flujo de ingresos alternativos para la academia. Ejemplos de plataformas que facilitan este match entre academia e industria son: Science Exchange [4], QReserve [5], LabNettings [6] [1].

  • Abrir las capacidades ociosas dentro de empresas regionales a colaboraciones con startups y spin-offs provenientes de la academia. Industrias como la farmacéutica, la industria química o de alimentos poseen equipamiento e instalaciones que podrían servir no sólo para el pilotaje de proyectos, sino también para generar alianzas que sean mutuamente beneficiosas.

  • Desarrollar capacidades compartidas a través de instalaciones de acceso abierto on-demand. Plantas de pilotaje que permiten tanto a pequeñas como grandes empresas utilizar el equipamiento y el conocimiento técnico de su personal, sin los riesgos, costos, ni el tiempo que implica invertir en esta infraestructura individualmente. Para esto existen interesantes ejemplos europeos como Bio Base Europe Pilot Plant [7], o Bioprocess Pilot Plant [8], entre otras.

Alternativas como las anteriores, donde se combinan tanto esfuerzos públicos como privados, ayudan a pavimentar el camino al éxito de las bioinnovaciones. Con acceso a infraestructura y conocimiento especializado se puede comprobar la viabilidad técnica de una tecnología, así como reducir el riesgo asociado a los procesos de escalamiento y acercar el interés del capital privado, que sin pruebas claras de viabilidad a escala industrial suele mirar dudoso los resultados desplegados en papers y patentes. Finalmente, se trata de construir un ecosistema de innovación fluido que mueva la ciencia desde el laboratorio y sus publicaciones poniéndola a prueba a escalas reales de mercado.


Referencias


[1] Business Insider. (2021). 10 startups that became worth billions in less than 3 years. Recuperado de: https://www.businessinsider.com/fastest-startups-to-became-unicorns-by-crossing-1-billion-valuation-list-2018-4


[2] Crunchbase. (2021). Rappi. Recuperado de: https://www.crunchbase.com/organization/rappi


[3] PCN. (2021). The 10 fastest fintech to reach billion-dollar valuations. Recuperado de: https://teampcn.com/10-fastest-fintechs-to-reach-billion-dollar/


[4] Science Exchange. (2021). Recuperado de: https://ww2.scienceexchange.com/s/


[5] QReserve. (2021). Recuperado de: https://get.qreserve.com/


[6] LabNettings. (2021). Recuperado de: https://labnettings.com/


[7] Bio-Base Europe Pilot Plant. (2021). Recuperado de: http://www.bbeu.org/pilotplant/


[8] Bioprocess Pilot Plant. (2021). Recuperado de: https://www.bpf.eu/


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