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En este Blog, Bertsy Goic y Beatriz Buttazzoni, miembros de la comunidad SciArt LATAM, relatan su experiencia sobre comunicación científica. Bertsy es PhD en biotecnología y Beatriz es directora de una productora llamada@elviento.estudio. Ambas se complementaron y crearon un abstract animado para una de las investigaciones del Instituto Curie, el cual fue publicado en la revista Cell.


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La ciencia avanza a una velocidad vertiginosa y cada año se generan más artículos de los que somos capaces de leer. Probablemente, la mayoría concordamos en que la decisión entre un artículo que se lee, o no, se toma en cosa de segundos.


Por otra parte, la demanda social por acercarse al conocimiento ha aumentado y la pregunta hoy de quién se lleva la atención pública ya no es trivial en la academia, pues de ese interés también depende el financiamiento futuro y la dirección que toman las políticas públicas en torno a la ciencia.


Estas son algunas de las razones que motivan a los científicos a comunicar mejor la ciencia que producen, recurriendo a distintas estrategias de divulgación y a especialistas que sepan facilitarles el trabajo.


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Pipetas Versión 2.0


Hace unos años Bertsy Goic dejó las pipetas para comenzar una nueva aventura: la ilustración y comunicación científica, para lo cual creó @drawinscience. Su proyecto más conocido es “Celltember”, un hashtag en Instagram y Twitter donde el desafío es publicar a diario, durante septiembre, una infografía original sobre algún tema relacionado con la célula.


Desde esas plataformas y gracias a sus vínculos con diversos centros como el Instituto Pasteur (donde trabajó por casi 8 años), el Instituto Curie, El Instituto Imagine en Francia o las Universidades de Chile y Austral, en Chile, pudo redirigir su carrera hacia la divulgación en un camino propio y cada vez más enriquecedor.


Uno de los últimos desafíos para esta científica divulgadora vino en agosto de este año, cuando dos grupos del Instituto Curie (Francia), la invitaron a crear un abstract animado para una de sus investigaciones.


“Yo tenía experiencia trabajando con ellos ya que les había hecho algunas figuras para papers, fondos concursables e incluso habíamos sacado una portada para Developmental Cell. Hacía tiempo que quería avanzar un poco más en mi trabajo artístico, y la animación me parecía un camino natural en ese proceso, no obstante, soy consciente de mis experiencias y el desafío por hacer algo de calidad era muy alto”, comenta la artista científica.


Afortunadamente, en la misma época había conocido a Beatriz Buttazzoni, directora de @elviento.estudio, una productora chilena de animación que lleva años dedicada exclusivamente a la divulgación de la ciencia. “A ambas nos gustaba el profesionalismo de la otra y veníamos conversando sobre trabajar en algún proyecto juntas”, destaca Beatriz.


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La suma hace el resultado


“Creo que el éxito de este trabajo pasó por la buena comunicación que tuvimos desde el principio y la experiencia que cada una traía. Por una parte, mi formación científica (PhD en Biotecnología) fue esencial para gestionar el diálogo entre los equipos del instituto Curie y Bea, quien viene del mundo del cine y la comunicación. Esto fue clave para la escritura de guión y la co-dirección entre ambas productoras. Por otro lado, la experiencia de @elviento.estudio en la creación de productos audiovisuales fue fundamental con los aportes creativos en animación y la valoración de mi trabajo. Al mismo tiempo, su experiencia en este rubro tan específico sabía respetar y ajustarse al rigor necesario para este tipo de trabajo en divulgación”, enfatiza Goic.


Nuestra experiencia nos está llevando a nuevos proyectos, y actualmente estamos trabajando en tres cortometrajes de divulgación ecológica para niños que serán lanzados desde diciembre y que mezclan mucha ciencia y, además, narrativas de animación para niñas y niños.


Fuentes consultadas:

Chikina, A., et. al. (2020). Macrophages Maintain Epithelium Integrity by Limiting Fungal Product Absorption.Cell 183 (2):P411-428.E16. Disponible en:

 
 
 

Actualizado: 29 abr 2023

En este Blog, Isabel Melo, miembro de la comunidad SciArt LATAM, relata su experiencia personal en la visualización científica cinemática o SciVis, que consiste en presentar datos científicos reales de una manera comprensible y estéticamente llamativa para el público. Ha desarrollado algunas representaciones de los procesos que ocurren en la unidad fundamental de todo organismo vivo, compatibilizando el arte y su investigación en biología celular.


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La ciencia no es para todos; como en toda especialidad, la jerga científica, los métodos y gráficos parecen crípticos para una persona externa. No es para menos, pues los científicos y expertos logran una lectura del universo que requiere estrategias tan complejas como los procesos que estudian. Sus resultados intraducibles, a primera vista, para los espectadores del común; son parte de una historia mucho mas larga empapada de tecnicismos y minucias, absolutamente necesarios para construir conocimiento fidedigno. Así que no es para todos; pero precisamente por su alcance y significancia, debería serlo. La ciencia requiere que espectadores, aficionados y hasta opositores, encuentren fácil acceso a ella.


Desde hace un tiempo la visualización científica cinemática (o SciVis) llamó mi atención como investigadora y como artista. Consiste en presentar datos científicos reales de una manera comprensible y estéticamente llamativa para el público en general. Los datos son transformados en representaciones visuales al crear modelos 2D o 3D, determinar mapas de color, animar o simular eventos, entre otros. Todo ello se usa para construir una historia que eduque e informe a través de metáforas visuales.


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Los datos comprobados que son visualizados de una manera familiar, se presentan como más confiables y memorables para las personas. En 2006, la película documental “Una verdad incómoda”, que denunciaba la realidad del calentamiento global, logró generar uno de los movimientos ecologistas mas grandes de la historia; a pesar de que la denuncia sobre el desastre ambiental existía desde los años 80. ¿Qué hizo la diferencia? El filme mostraba imágenes devastadoras, recopilaba datos inéditos, y exponía gráficos alarmantes y claros.


Recordando la frase de Mark Walport “La ciencia no logra su cometido hasta que se comunica”. En esta era de desinformación y fake news, la ciencia debe ser para todos. ¿Qué es un virus?, ¿Qué podemos hacer para detener el calentamiento global?, ¿El universo es infinito?; son discusiones que deberían hacer parte del llamado conocimiento general, a través de herramientas visuales claras.


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Aunque lejos de alcanzar el contenido visual que tanto admiro, como investigadora en biología celular he desarrollado algunas representaciones de los procesos que ocurren en la unidad fundamental de todo organismo vivo. Programas como Blender, Photoshop y After Effects han sido extremamente útiles para capturar la información en una sola unidad de contenido visual. No sólo ha enriquecido algunos artículos publicados o presentaciones; también ha capturado la atención de personas externas a mi área.


Aún hay mucho por explorar en el arte de desarrollar recorridos de información visualmente extáticos para darle a la ciencia un lugar entre las masas; para que sea comprendida, apoyada y promovida. La SciVis puede acabar con esa especie de oscurantismo fortuito que relega la ciencia a unos pocos intelectuales. Crear buenas producciones visuales de background científico puede ser un catalizador para transmitir resultados de investigación complejos y atraer a nuevas audiencias. Con certeza, podemos esperar en el panorama futuro una ciencia gráfica, impresionante y con una voz amplificada como nunca la ha habido antes.


TW:@ismbel_

IG: @ismbel


Fuentes consultadas:

“Cinematic Scientific Visualization: The Art of Communicating Science” © 2019 California Academy of Sciences, NASA Scientific Visualization Studio, National Center for Supercomputing Applications, University of Illinois at Urbana-Champaign

 
 
 
  • 25 nov 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 29 abr 2023

Hoy en día es muy común hablar o escuchar acerca de los efectos del cambio climático. Sin embargo, no somos conscientes de las herramientas que se pueden utilizar para identificar y controlar dichos cambios. Los bioindicadores son una herramienta muy útil para obtener información cualitativa y detectar los cambios que ocurren en un ecosistema y por consiguiente el impacto que éste pueda generar en la naturaleza. Algunos organismos son muy sensibles a la contaminación y lo expresan mediante un cambio morfológico, fisiológico, o de comportamiento. Precisamente, las plantas son un tipo de bioindicador muy efectivo en la naturaleza, debido a su sensibilidad para percibir los efectos sinérgicos y antagónicos de varios contaminantes presentes en el ecosistema.


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El potencial de las plantas como bioindicadores ha sido una poderosa herramienta para detectar con antelación los efectos tóxicos de un determinado contaminante en el ecosistema, para evitar la afección de muchos nichos ecológicos. En el año de 1998 en el Centro Internacional de Investigación Científica de Chernóbil se analizó a la especie vegetal Arabidopsis thaliana como boindicador para evaluar las consecuencias genéticas causadas por la contaminación radioactiva que ocurrió años atrás en esta ciudad. La investigación determinó un aumento significativo en la recombinación intracromosómica del material genético de las plantas utilizadas en el estudio, lo cual quiere decir que existe una acumulación genética en las poblaciones de plantas afectadas por la irradiación nuclear, lo que provoca un impacto genético en el ambiente.


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Por otra parte, la versatilidad de las plantas como bioindicadores en ecosistemas acuáticos ha sido un punto de investigación en varios lugares del mundo. Con la industrialización y la urbanización las vertientes de ríos aledaños a las grandes ciudades se ven afectados por la gran cantidad de contaminantes; generando así una alteración en nichos ecológicos que desencadenan un desequilibrio en la naturaleza. El río Narev ubicado en el noroeste de Polonia bordeando muchas ciudades de la parte este; se ve afectado con la acumulación de metales pesados debido a las actividades económicas que se desarrollan allí como el procesamiento de alimentos, plantas de energía, la industria de la construcción y la industria metalúrgica. Con esta problemática, investigadores decidieron utilizar a Glyceria aquatica, una planta que generalmente crece en la parte superficial de los ríos, para identificar la cantidad de metales pesados presentes en sus raíces y así determinar el porcentaje de contaminación del río. Los resultados del estudio establecieron que existe una contaminación de cadmio tanto en el material vegetal como en las muestras de sedimento del río, lo cual refleja la cantidad de formas biodisponibles de metales específicamente de cadmio en el medio ambiente que no han sido investigados. Esta información es muy valiosa referente a los cambios cualitativos y cuantitativos que ocurren en ecosistemas acuáticos que pueden afectar a la flora y la fauna que habita en él.


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Lastimosamente hay escasos datos disponibles acerca de plantas que actúan cómo especies sensibles, tolerantes y resistentes a la contaminación urbana, en particular a la contaminación vehicular. Sin embargo, en India en el año 2013 se publicó un artículo científico acerca de las plantas de carretera como bioindicadores. En la ciudad de Bangalore existe el mayor porcentaje de contaminación en el aire debido a la alta movilización de automóviles y para analizar este índice de contaminación se estudiaron parámetros como el porcentaje de clorofila, la presencia de ácido ascórbico, el pH y el contenido de agua presente en las hojas de las plantas de carretera. Como era de esperarse, los resultados de la investigación determinaron que el aumento de tráfico en horas específicas del día inducía la disminución en el porcentaje de clorofila y agua en las plantas de carretera lo que significa una decadencia en el área vegetativa de la ciudad que poco a poco se convierte en nula.

Evidentemente las plantas cumplen un papel muy importante como bioindicadores, la evaluación de la relación que existe entre los cambios del ambiente y la respuesta de las plantas es una clara ventaja para antelar ciertas disrupciones en el ecosistema y precautelar la flora y la fauna del mismo. En síntesis, las plantas son geniales.


Fuentes consultadas:

A.P. Deepalakshmi, A. P. D. (2013). Roadside Plants as Bio-indicators of Urban Air Pollution. IOSR Journal of Environmental Science, Toxicology and Food Technology, 3(3), 10–14. https://doi.org/10.9790/2402-0331014

Kovalchuk, I., Kovalchuk, O., Arkhipov, A., Hohn, B. (1998). Transgenic plants are sensitive bioindicators of nuclear pollution caused by the Chernobyl accident. Nature Biotechnology, 16(11), 1054–1059. https://doi.org/10.1038/3505

Parmar, T. K., Rawtani, D., Agrawal, Y. K. (2016). Bioindicators: the natural indicator of environmental pollution. Frontiers in Life Science, 9(2), 110–118. https://doi.org/10.1080/21553769.2016.1162753

Skorbiłowicz, E. (2009). Aquatic plants as bioindicators of contamination upper Narew river Heavy metals are the most troublesome and widely investigated contaminants of An assessment of aquatic environment conditions is based on the determination of heavy metal concentrations. Environmental Protection Engineering, 35(1).

 
 
 
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