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Actualizado: 30 abr. 2023

Escrito por Tamara Bustos-Viteri


Vivimos un punto de inflexión, nos hemos convertido en la sociedad del conocimiento caracterizada por el aprovechamiento de tecnologías de la información y de la comunicación en múltiples esferas de la vida social, colocando a la innovación y la gestión tecnológica como motores del desarrollo. Este cambio de paradigma no ha sido fortuito ni mucho menos repentino, es producto de un proceso que, si bien es complejo puede ser estructurado, planificado, medido y escalado considerando las necesidades del mercado y la sociedad planteando nuevas problemáticas, retos y oportunidades.


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Al cambiar la necesidad, cambia la demanda y por ende las tendencias seguidas por: la industria como principal comercializadora y masificadora de tecnología, la academia como principal generadora de conocimiento y tecnología y, el gobierno como ente regulador. El aumento en la demanda tecnológica indudablemente requiere mayor cantidad de recursos para su desarrollo, producción y comercialización, causando cambios sociales, pero también deterioro ambiental representado en su máxima expresión por el cambio climático.


Diversos autores concuerdan en señalar a la industria como la principal causante de la problemática ambiental, sosteniendo que: 1) el sector empresarial funge como agente activo entre el mercado de bienes y servicios, tomando, transformando y valorizando recursos naturales y ambientales mediante la aplicación de tecnologías, y 2) el medio ambiente es un definidor de la supervivencia, esta contraposición implica la limitación de la industria en función del ambiente.


Con la finalidad de alertar de las consecuencias medioambientales negativas del desarrollo económico, se publica el Informe Brundtland (1987), donde se acuña por primera vez el término sostenibilidad y que sería el precursor de los Objetivos del Desarrollo Sostenible ODS. Este hito marca un punto de inflexión dentro de los procesos de gestión tecnológica obligando a la academia e industria a innovar, no solamente en lo referente a introducir novedades en los mercados, sino en la generación de nuevas tecnologías y estrategias que satisfagan las necesidades de la demanda sin comprometer la capacidad de generaciones futuras.


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Si bien el deterioro ambiental actual se debe en gran parte a la masificación de la producción debido al uso o desarrollo de nuevas y más invasivas tecnologías extractivistas, paradójicamente en los avances tecnológicos existen respuestas potenciales para la solución de problemas, entre ellos el ambiental. Por este motivo se plantea una nueva concepción del modelo de trasferencia tecnológica donde los procesos de flujos de saber, experiencia y equipo deben orientarse a mitigar y adaptarse al cambio climático. Un claro ejemplo de trasferencia tecnológica con un enfoque sostenible, es el Mecanismo de Desarrollo Limpio MDL, incluido dentro del protocolo de Kioto y enfocado a la reducción de emisiones.


Diversos trabajos muestran cómo la transferencia, uso y masificación de tecnologías limpias es un proceso gradual y, depende en gran medida de la economía e interés de cada país, en el caso de América Latina apenas a finales de los años 90’s surge la preocupación por políticas públicas que permitiesen la inversión en ciencia y tecnología ocasionando un marcado retraso en la región en comparación con países como Corea del Sur que destina el 4,3% de su PIB a investigación y desarrollo.


La innovación, la gestión y la transferencia tecnológica son necesarias, pero es deseable que estas sean concebidas y aplicadas con enfoque de sostenibilidad ambiental. Ello supone un reto enorme ya que presentan un alto grado de complejidad, tanto en su estudio, como en su diseño al estar condicionadas por diversos factores que no solamente se relacionan al ambiente, la industria o la academia, sino al gobierno a través de políticas públicas. Es aquí donde se vuelve indudable que existen acciones que han demostrado favorecer el desarrollo tecnológico, como brindar seguridad legal, proteger la propiedad intelectual, fomentar la inversión pública, facilitar la inversión extranjera, e invertir en tecnología limpias.


La necesidad de combatir el cambio climático y, más recientemente, la necesidad de implementar agendas que faciliten el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible rumbo a 2030, han promovido la firma de acuerdos de cooperación entre países miembros de la Organización de las Naciones Unidas ONU. Sin embargo, al realizar un breve análisis de los logros alcanzados en ciencia, transferencia de tecnología ecológica, cooperación técnica y fomento de capacidades entre otros, nos encontramos que los avances logrados son mínimos. Es imperativo pensar mecanismos que permitan facilitar el acceso equitativo a tecnologías maduras, o plantear alternativas a escala internacional que permitan repensar el sistema de propiedad intelectual global.


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Si bien la tecnología es la causante de la problemática ambiental actual, también ha demostrado ser una alternativa para mitigar y remediar los daños causados, pero no lo hace por sus atributos solamente, sino por la direccionalidad que las instituciones le dan. Es vital la incorporación de la eco-eficiencia dentro de las industrias, generando bienes y servicios que satisfagan las necesidades humanas que contribuyan a aumentar la calidad de vida, al mismo tiempo que reduzcan los impactos ecológicos y la intensidad en el consumo de recursos durante toda la vida del producto o servicio.


El hecho de que dentro de los procesos en la industria consideren ya no solo parámetros económicos y sociales, sino en el impacto ambiental, puede considerarse un logro en sí, lo que no significa que no quede todavía un largo camino por recorrer en lo relacionado a políticas públicas, cooperación internacional, leyes de propiedad intelectual y flexibilización de los mercados, por mencionar algunas.


La integración de los sectores partícipes dentro de los procesos I+D+i (academia, industria, gobierno y sociedad) es indispensable para encontrar un modelo de gestión dinámico que equilibre las demandas del mercado en función de la disponibilidad de los bienes ambientales y permita tanto atender las necesidades largamente postergadas de segmentos importantes de la población, como garantizar el ejercicio de los derechos para las futuras generaciones.

 
 
 

Actualizado: 30 abr. 2023

Escrito por Mishel Pazmiño


Los bioemprendimientos son iniciativas encaminadas al uso sustentable y responsable de la biodiversidad; ya sea en materiales o procesos de producción con el fin de minimizar la carga contaminante de las nuevas tecnologías y contribuir en la transición hacia un sistema económico sostenible, resiliente, competitivo que al mismo tiempo fortalezca el horizonte de la bioeconomía (Factos & Rodríguez, 2020).


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Son alternativas que reconocen a la biodiversidad como una oportunidad frente al cambio climático porque su centro de acción se basa en recursos biológicos que no afectan los ecosistemas y su interacción natural. Ecuador, siendo uno de los países más biodiversos del mundo, solo conoce el 5% de su potencial en materia de bioemprendimientos o negocios verdes; es decir que la demanda de investigación y de inversión en este tipo de mercados es muy baja, por otra parte, la necesidad de generar nuevas propuestas más amigables con el ambiente se evidencia en las múltiples iniciativas, fondos concursables, construcciones políticas, etc. que se promueven alrededor del mundo con el fin de incorporar a la biodiversidad como la nueva alternativa económica de las naciones (INABIO, 2019).


Por otra parte, aun con la existencia de barreras económicas, políticas y de infraestructura; nuestro país ha sido testigo de varios bioemprendimientos ecuatorianos destacables como el reciente caso de PROAmazonía, un concurso que tiene como objetivo identificar bioemprendimientos que se desarrollan con productos de la Amazonía ecuatoriana con el fin de promover el uso sostenible de la biodiversidad como alternativa de generación de ingresos.


Nuevas oportunidades de bioemprendimiento


Como ya se mencionó, Ecuador cuenta con una amplia variedad de recursos biológicos con gran potencial para el desarrollo de bioemprendimientos sobre todo desde el punto de vista de la agricultura, el desarrollo rural y la participación de las comunidades. La gran mayoría de bioemprendimientos presentan coproductos producidos en la misma naturaleza, desde materia prima reutilizable o con bajas emisiones contaminantes. Pero, lograr el fortalecimiento del bioemprendimiento rural de las comunidades a partir de productos obtenidos de la tierra representa una nueva oportunidad de generar trabajo en sectores sociales donde el riesgo económico es alto.


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El gran desafío de un modelo de emprendimiento que promueva el aprovechamiento sustentable de la biodiversidad y la participación de las comunidades es lograr articular una alianza entre la comunidad, academia y empresa donde las oportunidades de negocio sean productos producidos en el campo; emprendimientos biocomunitarios donde el eje de desarrollo son los agricultores y sus conocimientos en agricultura orgánica.


El desarrollo de ideas emprendedoras basadas en el aprovechamiento de la bioeconomía y la diversificación de productos de la agricultura familiar no solo genera ingresos económicos para la comunidad que trabaja activamente en el campo, sino que promueve la participación de la mujer en las actividades y toma de decisiones. Por otro lado, impulsa a los jóvenes a volver al campo y mejorar las técnicas agrícolas para dar un valor agregado a este nuevo bioemprendimiento conocido como "agricultura comunitaria".


Cabe mencionar que al mismo tiempo que la agricultura comunitaria promueve opciones de desarrollo rural, se abren nuevas oportunidades de empleos de calidad ya no solo dedicada a producir alimentos e ingredientes, sino también a la producción de materia prima para otros usos (Rodríguez, 2017). La oportunidad de la agricultura comunitaria como bioemprendimiento también ha logrado generar oportunidades para el desarrollo de nuevas cadenas de valor, a partir del uso de biomasa no alimentaria y de desechos, de la formulación de bio insumos para la agricultura (biofertilizantes, biopesticidas, biofungicidas).


En este sentido, darle una oportunidad a la agricultura y al potencial de los cultivos agrícolas orgánicos no solo representa un potencial importante para el desarrollo de la bioeconomía local, sino , como una alternativa para la diversificación productiva en el medio rural, especialmente en los sectores agrícola y agroindustrial.


Fuentes consultadas:

Factos, M., & Rodríguez, J. (2020). Bioemprendimientos: alternativas en marcha frente al cambio climático. GIZ, I, 8. https://www.bivica.org/files/5632_Introduccion_Catalogo_Bioemprendimientos.pdf

Fortin, M. (2020). Bio emprender. IICA, I, 6. http://repositorio.iica.int/bitstream/handle/11324/6384/BVE18019630e.pdf;jsessionid=0A384C10CC74F95AE47C6F4209A85A04?sequence=1

INABIO. (2019). Fortalecer bio emprendimientos y servicios ambientales, como una cadena integrada a una nueva matriz productiva. Medidas o Acciones - VI Informe. http://inabio.biodiversidad.gob.ec/2019/01/30/16-fortalecer-bio-emprendimientos-y-servicios-ambientales-como-una-cadena-integrada-a-una-nueva-matriz-productiva/

PROAmazonía. (2021). Ecuador apoya la innovación con el primer concurso de Bioemprendimientos Amazónicos. Evento de Lanzamiento Del Reto Amazonía Innova. https://www.proamazonia.org/ecuador-apoya-la-innovacion-con-el-primer-concurso-de-bioemprendimientos-amazonicos/

Rodríguez, A. (2017). La bioeconomía: oportunidades y desafíos para el desarrollo rural , agrícola y agroindustrial en América Latina y el Caribe. El Boletín CEPAL/FAO/IICA, 16. http://repositorio.iica.int/bitstream/handle/11324/6384/BVE18019630e.pdf;jsessionid=0A384C10CC74F95AE47C6F4209A85A04?sequence=1

 
 
 

Actualizado: 30 abr. 2023

Escrito por Doménica López Lucero


La motivación es el motor para el aprendizaje de una nueva habilidad o conocimiento, mientras que el interés es el combustible; especialmente en niños, niñas y adolescentes. Las fuentes de aprendizaje, el ambiente, y la forma en la que se transmite el conocimiento son aspectos delicados en las edades de desarrollo durante la infancia y la adolescencia que pueden marcar de manera trascendental la inclinación de los jóvenes al arte, el deporte y la ciencia. Los últimos dos años han reflejado la importancia del acercamiento a la ciencia desde edades tempranas, sin embargo, se ha observado que el interés de los niños y niñas por la ciencia decae a lo largo del tiempo hasta llegar a la secundaria. Por lo tanto, ayudar a que los niños y niñas no pierdan el estímulo de involucrarse en la ciencia es uno de los principales objetivos para los maestros, padres y adultos que formen parte del círculo del infante.


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Existen varios obstáculos que se presentan al momento de introducir a los niños y niñas en la ciencia. Estudiantes de primer grado han demostrado presentar dificultades para distinguir que están aprendiendo ciencia en la escuela, ya sea porque el contenido de las clases se muestra demasiado extravagante, fantasioso o artístico. Por ejemplo, en las clases de ciencia las actividades como colorear insectos, o hacer figuras de papel de animales pueden ser confundidas por los niños y niñas, de tal manera que no reconocen que están estudiando ciencia directamente, y en su lugar comienzan a asociar estas actividades como parte del concepto de ciencia.


Los niños y niñas presentan mayores inconvenientes para construir la noción de que la ciencia es una disciplina que involucra métodos, normas y procesos a diferencia del arte. Adicionalmente, se ha observado que la falta de interés por la ciencia se vincula con la incapacidad de los niños para definir a la ciencia, ya que no entienden el concepto como tal. Muchas veces, los estudiantes tienen la percepción de que la ciencia involucra personajes raros mezclando pócimas, realizando actividades riesgosas e inventando objetos excéntricos; en lugar de verla como una herramienta de utilidad para responder y formular preguntas sobre lo que ocurre a nuestro alrededor.


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Se han propuesto algunas estrategias que podrían ayudar a los niños y niñas a motivar su interés por la ciencia, las cuales deben ser aplicadas teniendo en cuenta la edad del estudiante. Entre ellas se encuentran:


Visitas a centros de ciencia


Las visitas guiadas a centros de ciencia como museos interactivos de ciencia o historia natural pueden ser de gran utilidad para generar un acercamiento de los niños y niñas a la ciencia. Durante las visitas se sugiere observar el comportamiento del niño o la niña, con el fin de determinar aquello que le pareció más llamativo y a raíz de esto buscar libros didácticos o material audiovisual que impulse al niño continuar explorando. En Quito se encuentran el Museo Interactivo de Ciencia, el Vivarium, y Yaku Museo del Agua como algunos ejemplos.


Experimentos


Realizar experimentos en casa o en la escuela ayuda a los niños a desarrollar una noción empírica y práctica sobre el proceso de experimentación. Actualmente hay muchos tutoriales en plataformas como YouTube donde las instrucciones se explican de manera sencilla para niños de todas las edades.


Conocer personas que hacen ciencia


Presentar a profesionales de la ciencia de forma dinámica puede resultar muy beneficioso para asentar el concepto de ciencia en los niños, además de que permite eliminar estereotipos e ideas erróneas sobre lo que implica ser un científico y reafirmar que todos pueden hacer ciencia.


Excursiones al aire libre y paseos


Llevar a los niños a sitios donde se relacionen con la naturaleza estimula a los niños a realizar preguntas y abre un espacio para el aprendizaje. Además, es la oportunidad para demostrar con ejemplos reales y concretos fenómenos científicos.


Fuentes consultadas:

1. Fortus, D., & Touitou, I. (2021). Changes to students’ motivation to learn science. Disciplinary and Interdisciplinary Science Education Research, 3(1), 1. https://doi.org/10.1186/s43031-020-00029-0

2. Marilyn Brodie. (n.d.). Science in School: The European journal for science teachers. Promoting Science and Motivating Students in the 21st Century. https://www.scienceinschool.org/article/2006/rir/

3. Patrick, H., & Mantzicopoulos, P. (2015). Young Children’s Motivation for Learning Science. In K. Cabe Trundle & M. Saçkes (Eds.), Research in Early Childhood Science Education (pp. 7–34). Springer Netherlands. https://doi.org/10.1007/978-94-017-9505-0_2

4. Matrix Education. (n.d.). 5 Hot Tips to Help Your Child Study Science at Home. https://www.matrix.edu.au/5-hot-tips-to-help-your-child-study-science-at-home/

 
 
 
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