Escrito por Stephanie Reinoso
Cuando eres niño, el mundo de posibilidades es tan grande que se te otorga la libertad de soñar tanto despierto como dormido. La imagen del futuro adulto es tan distante que puedes ser quien quieras ser, y ya que la curiosidad es intrínseca a la niñez, se puede deducir que los infantes son, sobre todo, científicos por naturaleza. Y es que, precisamente el Método Científico inicia con las múltiples preguntas que conducen a investigar los diferentes caminos que pueden arrojar una respuesta. Aunque no todas las figuras de autoridad tienen la paciencia y vocación suficientes para guiar en el camino de la sabiduría a esos potenciales genios, el problema radica en la cultura y el sistema educativo. En palabras de Michio Kaku: “Todos los niños nacen siendo científicos, hasta que la sociedad y la educación formal primaria y secundaria especialmente, aplastan su curiosidad” (WMCMF, 2023); y es aquí donde se presenta el primer distanciamiento con el mundo científico.
Por otra parte, en la actualidad, aunque los roles de género pretenden difuminarse ante la toma de conciencia producto de la necesidad y la presión de las minorías, es menester considerar el peso histórico que condujo a los comportamientos estereotípicos que prevalecen hasta ahora. Cuando los grupos sociales formaron una estructura patriarcal como consecuencia, las mujeres no podían acceder al conocimiento ni a posiciones de autoridad, por lo que el número de mujeres científicas se redujo considerablemente. Por otra parte, aquellas que lograron superar esas barreras y descubrieron cosas nuevas fueron condenadas, marginadas, ignoradas u opacadas por figuras masculinas que robaron sus logros y, finalmente, fueron relegadas a las tareas del hogar y la crianza de la descendencia (García, 2016).
Ante el descontento por este tipo de acontecimientos, Matilda Joslyn Gage, una inconformista y sufragista luchadora, dedicó su vida a denunciar las injusticias sistemáticas que dejaron en las sombras los descubrimientos de grandes científicas a lo largo de la historia y es gracias a ella que este comportamiento tiene nombre en la actualidad: El Efecto Matilda (Huguet, 2023). En consideración a esto, uno de los campos donde el Efecto Matilda ha resonado y transcendido es la ciencia. Se debe comprender que la ciencia no es “cosa de hombres”, puesto que el talento no tiene género, sino que el absentismo de mujeres en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática) se debe a la escasez de espejos en los cuales reflejarse; ya que fueron tantas las científicas que cayeron en el olvido y que no pudieron convertirse en ejemplos a seguir para todas aquellas niñas que siguen creciendo con la idea de que ese es un camino solo para hombres.
Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO indicó que: “la ciencia debe ser equitativa, diversa e inclusiva; ha de estar abierta para todas las personas, especialmente a las mujeres”, debido a que, según el último informe de este organismo, en la actualidad, solo uno de cada tres investigadores es mujer; mientras que, en materia de educación superior, la representación femenina consta solo de un poco más del 35 % de las carreras STEM, el 29,3 % son investigadoras científicas a nivel mundial y el 41,1 % de mujeres en Ecuador se dedican a una rama científica (UNESCO, 2023). Si bien al presente, tanto hombres como mujeres tienen los mismos derechos, es indudable que sigue existiendo discriminación en cuanto a roles de género. Otro ejemplo claro está en la discriminación hegemónica, donde las mujeres perciben un salario inferior al de los hombres desempeñando los mismos trabajos (Sánchez, 2021). Por lo tanto, esta es una herencia cultural que la sociedad no puede seguir permitiendo.
Ahora, en palabras del filósofo Lipovetsky, “la tercera mujer es aquella que ha roto todos los moldes sociales que la tenían limitada y constreñida; es aquella que determina y construye su futuro sin seguir caminos obligatorios ni opciones inevitables como lo fueron alguna vez el matrimonio y la procreación” (Lipovetsky, 1997). Es por esto por lo que inclusive Disney ha cambiado la imagen de su estereotípica princesa en apuros, por verdaderas guerreras como Mulán, Pocahontas, Mérida, Elsa, Tiana y la nueva versión de Rapunzel. Esta iniciativa junto con su campaña “Soy princesa siendo yo” resulta inspirador, así como necesario para las nuevas generaciones, a pesar de que aún no existe suficiente representación de mujeres científicas en los medios de alta difusión o en los shows infantiles.
Por otra parte, la Organización de Mujeres en la Ciencia para el Mundo en Desarrollo (OWSD), que fue fundada en 1987 en Italia y forma parte de un programa de la UNESCO, pretende promover el liderazgo y desarrollo científico-tecnológico de las mujeres. Mientras que para las Naciones Unidas, la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas harán una contribución crucial no solo al desarrollo económico del mundo, sino también al progreso en todos los objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Estas y otras iniciativas son de suma importancia para lograr un mundo más equitativo y poder romper con las limitaciones y discriminación.
Finalmente, se debe comprender que, si se cierra la brecha de género, la sociedad se vería beneficiada con nuevos enfoques, investigaciones, descubrimientos y soluciones gracias a los talentos que antes no tenían oportunidad. Para esto, es importante dar a las niñas modelos que inspiren sus sueños, a las jóvenes oportunidades y respeto en las universidades y carreras que elijan y a las mujeres, el reconocimiento y remuneración equitativa que merecen. Ya que, el mundo necesita ciencia y la ciencia necesita indudablemente mujeres.
Fuentes consultadas:
García, A. (2016). Redalyc. Obtenido de De la historia de las mujeres a la historia del género: https://www.redalyc.org/jatsRepo/281/28150017004/html/index.html
Huguet, G. (8 de Febrero de 2023). National Geographic. Obtenido de Matilda Joslyn Gage, la sufragista pionera que dio nombre al efecto Matilda: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/matilda-joslyn-gage-la-sufragista-pionera-que-dio-nombre-al-efecto-matilda_16192
Lipovetsky, G. (1997). La tercera mujer. Permanencia y revolución de lo femenino. Barcelona: ANAGRAMA.
OWSD. (2023). International Science Council. Obtenido de Organization for Women in Science for the Developing World (OWSD): https://council.science/member/organization-for-women-in-science-for-the-developing-worlds-owsd/#:~:text=The%20Organization%20for%20Women%20in,a%20programme%20unit%20of%20UNESCO.
Sánchez, P. (2021). Discriminación y desigualdad salarial. Exploración de brechas por género en Ecuador. Revista Científica y Tecnológica UPSE, 48-55. Obtenido de https://incyt.upse.edu.ec/ciencia/revistas/index.php/rctu/article/view/544/507#:~:text=De%20acuerdo%20con%20el%20sexo,su%20trabajo%20percibi%C3%B3%20292.7%20d%C3%B3lares
UNESCO. (10 de febrero de 2023). Naciones Unidas. Obtenido de Más participación de mujeres y niñas = mejor ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas: https://news.un.org/es/story/2023/02/1518507#:~:text=Seg%C3%BAn%20el%20%C3%BAltimo%20Informe%20del,%2C%20tecnolog%C3%ADa%2C%20ingenier%C3%ADa%20y%20matem%C3%A1ticas.
WMCMF. (2023). Michio Kaku: Los niños nacen científicos y luego la sociedad los aplasta. Web del maestro cmf.
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