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Actualizado: 30 abr 2023

Debo ser honesta, no soy fan de la ciencia ficción, sin embargo, al leer un poco sobre su historia, este subgénero de la ficción, me intrigó. Siempre creí que la ciencia ficción solo trataba sobre avances científicos y tecnológicos en mundos imaginarios, capaces de tener sus propias leyes físicas y sus propios estados de la materia. Ignoré por completo lo más importante de la ciencia ficción: el elemento humano y entender cómo, lo que ahora nos parece SciFi, en un futuro podría materializarse en nuestra realidad, afectando muchos aspectos de nuestra sociedad a nivel político, económico y por supuesto ético. De hecho, muchas de las cuestiones traídas a discusión por los pioneros de la ciencia ficción aún siguen siendo temas de debate, y por supuesto, cruzan una nueva frontera al ser también temas de investigación y avance.


Todo comenzó con Mary Shelley


Existe un consenso general entre los expertos en considerar a Frankenstein (1818), de Mary Shelley, como la primera obra de ciencia ficción ya que posee características que definen a este subgénero: el relato es impulsado por elementos científicamente imaginables o posibles; y en torno a ellos se generan una serie de especulaciones sobre cómo se podría “mal usar” estas tecnologías (Rodríguez , 2012).


En Frankenstein el elemento impulsor era el galvanismo[1] que en su momento generó temor, ya que se creía que se podría utilizar para “resucitar” humanos y animales. Tiempo después, en 1863, la ciencia ficción ganaría popularidad con el francés Julio Verne, y sus relatos de aventura con elementos de ciencia ficción: Veinte mil leguas de viaje submarino, De la Tierra a la Luna, etc. (Blakemore, 2015).


Pero no sería hasta finales del siglo XIX, con el increíble H.G Wells, que la ciencia ficción tomó sus características definitivas. Wells con obras como: La máquina del tiempo (1895), La Isla del Dr. Moreau (1896), El hombre invisible (1897), etc.; introdujo el elemento que hace a este subgénero tan importante reflexionar sobre las consecuencias sociales, existenciales y políticas que tendrían estos avances en las sociedades humanas (Rodríguez , 2012). En el caso de la Isla del Doctor Moreau, cuyo protagonista es el infame Dr. Moreau, un científico “loco” que crea híbridos humanos-animales a través de vivisección[2], se trató temas como: dolor y crueldad animal; identidad humana y lo complicado que es definir los límites entre lo que los humanos pueden y no manipular de la naturaleza, incluyéndolos; y que tan ético es hacerlo, algo muy prematuro para la época victoriana (Lowne, 2018).


Los años que vendrían la ciencia ficción occidental se consolidaría dentro del mercado de las historietas careciendo de revistas o publicaciones propias, pero siendo muy popular entre los jóvenes, lo hizo que se considerara erroneamente como literatura de baja calidad. A la par de esto se extendió por todo el mundo, influyendo significativamente en la ciencia ficción de la Unión Soviética y Japón. Finalmente, en 1926 la Ciencia Ficción tuvo su propia revista especializada: Amazing Stories; creada por Hugo Gernsback y que contaba con autores que hicieron más respetable a este subgénero (Rodríguez , 2012).


La ciencia ficción moderna


Desde 1937, tras superar la crisis de las imprentas y del papel causada por la Primera Guerra Mundial, el subgénero alcanzó su época dorada, con una gran cantidad de publicaciones de ciencia ficción muy populares, es en este momento en el que ocurrieron hitos importantes: la transmisión de la guerra de los mundos por Orson Wells y que John W. Campbell dirigiera Astounding Science-Fiction, cuyo rigor editorial por publicar “hard science fiction” atrajo a jóvenes autores que revolucionarían el género para siempre: Issac Asimov, Robert A. Heinlein, Theodore Sturgeon, Lester de Rey, Clifford Simak, etc. Esto hizo que Campbell fuera considerado el padre de la ciencia ficción moderna (Rodríguez , 2012).


Los años posteriores fueron difíciles para las publicaciones de ciencia ficción debido a la crisis económica causada por la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en el periodo comprendido entre 1950 y 1980 la ciencia ficción en Japón, Rusia y Reino Unido llega a su más grande apogeo. La popularidad creciente a nivel mundial también hizo que este subgénero llegará a la gran pantalla y a la TV (Rodríguez , 2012).


Más adelante, después de los 80’s la ciencia ficción influenciada por la serie de cambios tecnológicos y sociales que se vivieron durante esa época como la popularización del internet y el clima de disconformidad social; dio origen a uno de los movimientos más relevantes en los últimos años: El Cyberpunk. Este movimiento no se enfoca en una visión utópica de la tecnología sino más bien en un futuro distópico de la humanidad, donde pese a la tecnología de punta las sociedades son incapaces de garantizar calidad de vida e igualdad social a los ciudadanos, en una palabra: “alta tecnología mala vida” (Morales , 2020).


En nuestros días la ciencia ficción se ha abierto espacio en series, películas, libros, historietas y videojuegos, donde no solo “coquetea” con las distopías cyberpunk, también con el biopunk que está enfocado en avances biotecnológicos como la edición genética y temas ambientales (Rodríguez , 2012).


¿Por qué la Ciencia Ficción es importante?


La ciencia ficción es importante porque permite crear escenarios en los que nos es posible especular y reflexionar sobre las potenciales consecuencias sociales y políticas que tendrán los avances científicos y tecnológicos en las sociedades humanas. También de forma prematura nos lleva a afrontar e iniciar una conversación entorno a los dilemas éticos y morales que rodean a estos avances científicos para de esta forma tomar las previsiones necesarias para evitar que estos generen problemáticas sociales que pueden llegar a ser devastadoras creando o aumentando la brecha de desigualdad social (WIRED, 2018).


Por otra parte, con ella se realiza divulgación científica, de forma más “digerible” consiguiendo acercar a las personas no relacionadas con campos científicos con tecnologías revolucionarias como la inteligencia artificial, la clonación, etc. Finalmente, en momentos de grandes cambios, crisis y revoluciones científicas y sociales; la ciencia ficción nos permite ser críticos con el futuro ya que lo vislumbramos con esperanza con el afán de no repetir los errores del presente (WIRED, 2018).


[1]Termino derivado del nombre del físico italiano Luigi Galvani quien en el siglo 19 describió por primera vez este fenómeno en el cual se observa que los músculos de seres vivos o muertos se contraen como consecuencia de aplicar una corriente eléctrica (Merriam-Webster, s.f.).

[2] Utilizar animales vivos para probar terapias, medicamentos o avanzar el conocimiento sobre enfermedades humanas y el funcionamiento del cuerpo humano(Cambridge Dictionary, s.f.).


Fuentes consultadas:

Blakemore, E. (4 de Diciembre de 2015). How Twitching Frog Legs Helped Inspire ‘Frankenstein’. Obtenido de Smithsonian Magazine: https://www.smithsonianmag.com/smart-news/how-twitching-frog-legs-helped-inspire-frankenstein-180957457/

Cambridge Dictionary. (s.f.). Vivisection. Obtenido de Cambridge Dictionary: https://dictionary.cambridge.org/dictionary/english/vivisection

Lowne, C. (30 de November de 2018). The Island of Doctor Moreau. Obtenido de Encyclopedia Britannica: https://www.britannica.com/topic/The-Island-of-Doctor-Moreau-by-Wells

Merriam-Webster. (s.f.). Galvanism. Obtenido de Merriam-Webster: https://www.merriam-webster.com/dictionary/galvanism

Morales , A. (10 de Diciembre de 2020). Vivimos en una sociedad CYBERPUNK y te lo voy a demostrar: EL DOCUMENTAL (SizeMatters). Obtenido de Size Matters - Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=gXfexOp6eXs&t=1451s

Rodríguez , E. J. (2012). Ciencia Ficción: los orígenes. Obtenido de Jot Down : https://www.jotdown.es/2012/10/ciencia-ficcion-los-origenes-i/

WIRED. (9 de Agosto de 2018). Why Science Fiction Is the Most Important Genre. Obtenido de WIRED: https://www.wired.com/2018/09/geeks-guide-yuval-noah-harari/

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Actualizado: 30 abr 2023

En la actualidad donde las formas de comunicación cada día son más directas, como en las redes sociales, los medios de comunicación tradicionales como: radio, televisión y prensa han tenido que adaptarse para no salir de funcionamiento. De igual forma, la ciencia cada día revela nuevos estudios, avances y procesos en pro de la humanidad. Sin embargo, para una cantidad importante de medios parece no ser relevante estas noticias y se evidencia en la escasa atención que se dedica al área de la ciencia, el ambiente y la tecnología.


Se debe considerar que los medios tradicionales aún son los que transmiten información a la mayor parte de la población. Un ejemplo es Venezuela, en donde la educación ambiental y científica se ha visto limitada por acciones de diseño curricular que han afectado a las materias de ciencias naturales de forma significativas, dejándolas relegadas e impulsando otras del área social y humanística. Las profesiones destinadas al espacio científico se han visto afectadas por la falta de recursos, problemas sociales y económicos que sufre el país.


Por otra parte, los científicos día a día desarrollan productos de divulgación, sin embargo, en su mayoría, los mismos están escritos para conocedores del área y no para toda la ciudadanía. Esta realidad ha colocado a la ciencia como algo exclusivo, aparentando ser algo distante a la población en general. Temas como: el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y daños en la capa de ozono, entre muchos otros, parecen ser temas sin relevancia importante en la cotidianidad de los ciudadanos.


Pero, ¿Podemos hacer de las ciencias duras, las biotecnologías y la investigación un tema de interés? ¿Podríamos recuperar un lugar en los espacios de la comunicación científica, educación y sociedad? La respuesta es afirmativa pues la capacidad de investigación es natural en el ser humano, que se refuerza o debilita desde edades muy tempranas. La UNESCO estimo en el pasado 2017 que para el año 2019 más de 50% de la población mundial tendrá acceso a Internet, y a una gran cantidad de información. Es por esto que la divulgación de contenido científico debe adaptarse a los nuevos formatos de comunicación y expandir sus sectores ciudadanos. Así mismo es necesario fomentar la formación de talentos con aptitudes y capacidades para llevar el mensaje científico a todos los estratos sociales.


Es fundamental crear experiencias de investigación, que promuevan la pasión y democratización de la ciencias naturales desde los espacios de educación básica, media y diversificada, con acompañamiento, consejo y asesoría del sector científico. La experiencia luego de variedad de trabajos de campo, jornadas científicas, centros de ciencias y más experiencias educativas confirman que existe un gran talento en el país y la región. El talento humano está presente con la visión y creatividad para superar los desafíos actuales.

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Actualizado: 30 abr 2023


Las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés) han generado durante los últimos años, algunos avances para incluir en ellas a grupos minorizados o subrepresentados. En particular, la mayor cantidad de políticas que se han construido para los mismos, se centran en la inclusión de mujeres, sin embargo, a nivel de América Latina, casi no existen estudios y avances en políticas dirigidas a grupos racializados (indígenas, afrolatinoamericanos, mestizas, etc) y por supuesto, tampoco para personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT).


Al día de la fecha hay muy pocos estudios y estadísticas a nivel global sobre la inclusión LGTBQIA+ en disciplinas STEM. Las estadísticas que existen se centran en analizar instituciones estadounidenses y europeas. Por ejemplo, en Estados Unidos, el 41% de las personas LGTBQIA+, que estudian carreras científicas, desisten en sus estudios en mucha mayor medida que personas 26% cisheterosexuales (es decir, personas que sienten atracción hacia el sexo opuesto, y que conservan su sexo asignado al nacer) . (Huges, 2018) Otros estudios reportan que el ámbito cis-heteronormativo en las Universidades disminuye la retención y presencia de docentes e investigadores LGTBQIA+ en ellas (Ratridge, Barthelemy y Rankin, 2014). Los factores que más repercuten en esta deserción se relacionan con personas que “salieron del closet", y los comportamientos excluyentes derivados. Estos comportamientos se relacionan con peores condiciones, menor capacidad de trabajar y aprender de una persona, donde influyen la intimidación, el acoso, el sentirse ignorado o sentir rechazo.


El colectivo es muy diverso y no debe tratarse como un todo homogéneo, por lo que hay que pensar en cuestiones de interseccionalidad. En particular, lo que más se ha estudiado aen este sentido, se relaciona a personas racializadas dentro del colectivo LGTBQIA+. Por ejemplo, en Estados Unidos, estas personas sufren más violencia que las personas blancas. Respecto a personas trans, se nota que hay poca presencia de este colectivo que llega a los estudios superiores. Casi la mitad de las personas trans que han llegado a la Universidad expresa haber sufrido al menos un tipo de violencia.


Es sumamente importante cuestionarnos como personas interesadas en la ciencia cuáles son las visiones que manejamos y que se manejan sobre las personas LGBTIQA+ dentro de las diferentes disciplinas y en los ambientes de trabajo, así como también cuestionar los discursos que desalientan la búsqueda de carreras científicas en ámbitos de escolarización obligatoria, mismas que son deformadas, prejuiciosas y excluyentes. El sostener el estereotipos de que la ciencia sólo puede ser realizada de forma eficiente por hombres, blancos, cisgénero, heterosexuales, adultos y con poder adquisitivo, lo que hará es que quienes no se adapten al mismo, tendrán dificultades para perseguir carreras científicas o de ingeniería y también para identificarse con ellas. Esto se sostiene porque se ha observado que la repetición de este tipo de creencias, particularmente en el campo de las biociencias, promueve la exclusión a estudiantes de la educación obligatoria de poder identificarse con carreras científicas (Bazzul & Sykes, 2011). Un ejemplo concreto de esto, es que en la enseñanza de ciencias biológicas, se han invisibilizado la diversidad sexual que existe en el mundo natural, detrás de una descripción exclusivamente cisheterosexual de las relaciones sexuales en otras especias.


Sylvia Rivera (izq.) y Marsha P. Johnson (der.)

Como cualquier día de reclamo por el respeto a los derechos humanos de las personas del colectivo LGTBIQ+, es imprescindible recordar que este mes conmemorativo no nace como una celebración, sino que nace de la lucha. Uno de los episodios clave fue la revuelta de Stonewall, la cual se inició por el maltrato y exclusión a Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera, dos personas travestis, racializadas, pobres, seropositivas y trabajadoras sexuales. Marsha fue encontrada al poco tiempo muerta en manos en lo que se supone fue un homicidio policial. A pesar de que las revueltas del colectivo nacen comandadas por personas travestis, la situación no ha cambiado mucho para ellas. La expectativa de vida del colectivo Trangénero, Travesti, Transexual es de 35 años en toda América Latina (Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2015). Este dato resulta sumamente desalentador pero no ha mejorado en los últimos años, debido a que continúa la falta de reconocimiento del derecho a la identidad, y la negligencia en garantizar el acceso a servicios básicos que aseguren las condiciones mínimas para una vida digna. De allí biene la necesidad de luchar por el cupo laboral travesti-trans en todas las instituciones de América Latina, algo que tiene que ser unas de las principales banderas al interior de las Universidades e Instituciones científicas a lo largo de toda América Latina.


Es realmente lamentable la inexistencia de datos sobre la realidad del colectivo LGTBQIA+ en áreas STEM en la región, lo que indica que las personas de la comunidad siguen siendo irrelevantes e invisibilizadas para esas instituciones y organismos. En los discursos individuales nos decimos incluyentes, pero aún falta muchísimo por hacer respecto al quehacer colectivo institucional. Por ello es que es tan necesario trabajar activamente por alzar la voz hacia quienes se identifican como parte del colectivo y todavía no ingresan o eligen no seguir carreras STEM y también hacia quienes ya están trabajando en ciencia pero no se han cuestionado sobre esta realidad. Debemos pensar cómo eliminar las violencias que seguimos viviendo como colectivo al interior de las instituciones que transitamos, para que sean verdaderamente espacios seguros.


Fuentes consultadas:

Bazzul, J. & Sykes, H. (2011) The secret identity of a biology textbook: straight and naturally sexed. Cultural Studies of Science Education, 6, 265–286.

Bryce E. Hugues (2018) Coming out in STEM: Factors affecting retention of sexual minority STEM students. Science Advances, 4, 3, eaao6373. DOI: 10.1126/sciadv.aao6373

Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) (2015) Violencia contra Personas Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex en América - Red de Desarrollo Social de América Latina y el Caribe (ReDeSoc). Organizacion de los Estados Americanos (OEA)

Eric V. Patridge, Ramón S. Barthelemy, Susan R. Rankin (2014) Factors impacting the academic climate for LGBQ STEM faculty. Journal of Women and Minorities in Science and Engineering, 20, 1, 75-98. DOI:10.1615/JWomenMinorScienEng.2014007429

Patridge E. V., Barthelemy R. S., Rankin S. R. (2014) Factors impacting the academic climate for LGBQ STEM faculty. Journal of Women and Minorities in Science and Engineering, 20, 1, 75-98. DOI:10.1615/JWomenMinorScienEng.2014007429

Rankin, S. R. (2003) Campus Climate for Gay, Lesbian, Bisexual, and Transgender People: A National Perspective. The National Gay and Lesbian Task Force Policy Institute. New York.

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